Cuando dos amantes se encuentran y se entregan desenfrenadamente a la pasión, sienten que están en una montaña rusa que los hace subir tan alto que pueden tocar el cielo con sus manos y bajar lentamente sin respiración y con mucha satisfacción.
Muchas veces subirse a esta montaña rusa puede ser placentero sin temor a nada, llega a ser glorioso, lleno de magia y algunas veces se convierte en el inicio de un maravilloso amor.
Sus noches.
Ciertas noches suelen recorrer con sus manos la geografía de sus cuerpos, sentir con sus labios el sabor de su piel, adentrarse a lo más profundo del placer; en un fuego que enciende la sangre que corre por las venas, transformando los cuerpos en un volcán en erupción.
Momentos.
Suelen pasar por momentos de locuras, sin temor de llegar a delirar, volviéndose dos locos desenfrenados de pasión…
Suelen amarse con todas las fuerzas de su corazón, sin medir el grado de la pasión, reflejan su alma en cada caricia y entregan el espíritu en cada encuentro, no importa el lugar, ni el momento, ni el tiempo en que estén juntos, disfrutan plenamente uno al lado del otro, haciendo de aquel momento algo único y eterno.
Desde el momento en que sus miradas se cruzan y sus labios se unen, se dan cuenta si algo puede llegar a ser y si es así se atan a un lazo que solo ellos pueden llegar a deshacer.
Si uno de los dos deja de sentir lo que una vez sintió; solo el cielo queda de testigo de tanta pasión y desenfreno que vivieron en su encuentro.
Ellos algunas veces procuran guardar silencio de lo que están viviendo y se convierten en dos aves que vuelan tan alto para tejer un nido que les pueda brindar paz y protección.
Cuando no están juntos.
Cuando no están juntos suelen soñar con el próximo encuentro, desean hacerlo mejor cada día que pasa. Suelen estar solos en sus camas, imaginándose cada rincón de aquel regazo, cada detalle de aquel cuerpo que los hace estremecer, sienten cada beso; cada caricia como si estuviera la otra parte presente.
Sus cuerpos vibran tan solo de imaginar y sentir la presencia de aquello que los hace volar, sus mentes se relajan y su corazón se acelera, pues, su sangre se enciende tan solo sintiendo la sensación de aquella pasión.
Cuando logran estar juntos, cada uno sabe lo que quiere cuando está al lado del otro, sus besos y sus miradas hablan por sí solos; no necesitan muchas palabras para demostrarse todo lo que sienten. Utilizan el lenguaje del tacto, sus gestos, sus movimientos y crean un lenguaje único que solo ellos juntos pueden llegar a entender.
Muchas veces lo mezclan con el lenguaje del amor, otras veces utilizan solo el lenguaje de la pasión y algunas veces mezclan los dos para convertirlos en una verdadera explosión donde el amor y la pasión les da el don de la resurrección.
Su conexión.
A veces se conectan con sus pensamientos a través de la distancia, y sus noches suelen ser largas y tormentosas, porque necesitan sentir de aquel elixir de vida que los hace vivir placenteramente en donde sus noches, a pesar del cansancio y de la entrega, es energía vital para sus cuerpos y en donde su mundo se transforma en una conexión perfecta llena de magia y esplendor.
Esto suele suceder cuando aquella pasión nace del corazón, sin importar llegar a saber si será el inicio de un gran amor, o simplemente será el placer y el desenfreno de una pasión; pero también muchos eligen unir ambos, dando como resultado un loco, tierno y verdadero amor, lleno de desenfreno, fervor, dulzura que hace que el espíritu baile de pasión y se convierta en una devoción en su interior en donde el amor y la pasión son los que únicamente mandan su corazón.